Tashana Ntuli, Voluntaria ONU sirviendo para ACNUR Colombia

"La interculturalidad y la solidaridad pueden ser una solución para las personas venezolanas"

“Es algo que entiendo personalmente porque lo he vivido”. Nacida en Zimbabwe, Tashana Ntuli, Voluntaria ONU internacional sirviendo como Oficial Asociada de Protección para ACNUR Colombia en La Guajira, cuenta que a lo largo de su vida ha debido dejar su país en varias ocasiones y recibir desplazados internos de otras ciudades. El reconocimiento en el otro de una experiencia propia, genera una empatía única con la persona asistida que se refleja en el trabajo de las agencias ONU. 

 

 El movimiento mixto a gran escala de refugiados y migrantes provenientes de Venezuela, se ha convertido en una de las cinco principales crisis humanitarias del mundo. En el Día Internacional de la Asistencia Humanitaria, reconozcamos la labor de quienes intentan hacer de Latinoamérica una región pacífica, unida y resiliente. 

“Las personas refugiadas y migrantes venezolanas deben cruzar senderos informales, donde sus derechos son vulnerados y mujeres y niñas están expuestas a riesgos de violencia y abuso sexual. Aunque no haya una barrera idiomática, llegan a otro país sin saber si tienen derechos y con muchas vulnerabilidades. Está situación empeora si son miembros de grupos tradicionalmente discriminados como el LGTBIQ+”, remarca Tashana.

La asistencia legal es una deuda de los movimientos mixtos de refugiados y migrantes a gran escala. Cientos de miles de venezolanos no poseen la documentación necesaria para permanecer de manera regular en los países anfitriones. Ello impide que accedan a servicios básicos, al mercado laboral formal y a programas nacionales de asistencia social [1]. Con el Estatuto Temporal de Protección para Venezolanos (ETPV), se espera que la población venezolana radicada en Colombia pueda acceder a derechos y servicios mientras adquieren la visa de residencia [2].

Según cifras del 2020 [3], y a nivel mundial, 5.4 millones de venezolanos han abandonado el país, registrándose un aumento de 8000% en la cantidad de solicitudes de condición de refugiado desde 2014. Además, 4.3 millones de personas tienen necesidades en Agua, Saneamiento e Higiene, 3.7 millones en Seguridad Alimentaria y 2.8 millones Salud, siendo el 54% de entre ellas, mujeres adolescentes y adultas [4]. Colombia es el principal país de destino con 1.7 millones de venezolanos. De las 2417 personas provenientes de Venezuela que participaron en la primera ronda del High Frequency Survey (HFS) de 2021 en Colombia, el 79% identificó necesidades relacionadas con la supervivencia de su familia, incluyendo la seguridad alimentaria, vivienda y ropa [5]

¿Cómo contribuir a que estos 5 millones de refugiados, refugiadas  y migrantes tengan una “vida digna”? Para Tashana Ntuli, la clave es el empoderamiento de esta población, el apoyo a los países anfitriones y la colaboración con comunidades indígenas.

Uno de los ejes de trabajo de ACNUR en Colombia es estar junto a las personas a quienes sirven. Buscan empoderar a las comunidades fomentando sus capacidades locales. “Es importante fortalecer los espacios de diálogo entre la población de acogida y los refugiados y migrantes, a fin de potenciar puntos en común y avanzar en el acceso a servicios”, comenta Tashana.

La mayoría de los venezolanos, llegan a países donde las estructuras locales no están preparadas para dar respuesta a un flujo tan grande de personas. El impacto negativo en la población de acogida se traduce en competencia por recursos, malestar social, e incluso, xenofobia. Mitigar estos efectos, distribuir la carga del movimiento mixto y acompañar a las comunidades locales es clave para fomentar la paz y el desarrollo entre los grupos. 

Las comunidades indígenas binacionales colombianas-venezolanas, tienen mucho que aportar a estos desafíos. “Debemos aprender sobre su visión del mundo; cómo viven, cómo cuidan el uno del otro, cómo colectivizan los recursos a disposición y la conexión que tienen como personas” relata Tashana. La creación de soluciones basadas en la interculturalidad y la solidaridad latinoamericana, puede ser una salida a la situación en Venezuela. 

Al igual que Tashana, 287 voluntarios y voluntarias ONU están sirviendo para ACNUR en América Latina y el Caribe. Su experiencia, profesionalismo, vocación y empatía, es lo que marca la diferencia en los equipos de trabajo de las agencias ONU. “Como Voluntarios y Voluntarias ONU nos dedicamos al trabajo y a las personas. Queremos cerrar las brechas e impactar positivamente en las comunidades”, resalta Tashana.

Comprometámonos a hacer de América Latina un lugar próspero y pacífico para “No dejar a nadie atrás” en la construcción de un futuro digno.

[1] ACNUR (2020). Mientras la COVID-19 profundiza las dificultades de refugiados y migrantes de Venezuela, la necesidad de ayuda es cada vez más urgente. Recuperado de: https://www.acnur.org/noticias/press/2020/5/5ebab9174/mientras-la-covid-19-profundiza-las-dificultades-de-refugiados-y-migrantes.html

[2] Relief (2021). Estatuto Temporal de Protección para Venezolanos. Recuperado de: https://reliefweb.int/sites/reliefweb.int/files/resources/ActualizaciC3B3n_Q26A_ETPV.pdf

[3] ACNUR (2020). Recuperado de: https://www.acnur.org/situacion-en-venezuela.html

[4] OCHA (2020). Recuperado de: https://www.unocha.org/venezuela/sobre-venezuela

[5] ACNUR (2021) Factsheet High Frequency Survey Ronda 1 - 2021 Colombia. Recuperado de: https://data2.unhcr.org/es/documents/details/87429