En la actualidad trabajo como Joven Voluntaria de las Naciones Unidas en el ámbito de la Economía Agrícola con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Hanói, Viet Nam. Soy una de los seis Jóvenes Voluntarios de las Naciones Unidas cuya asignación financió en su totalidad el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Checa en 2017.

Corría el mes de diciembre y mi tristeza se había convertido en depresión. Para entonces llevaba casi dos años viviendo fuera de Venezuela, pues al igual que muchos jóvenes de mi país me sentí obligado a buscar oportunidades lejos de nuestras fronteras. En mi caso, sin embargo, la estadía en Colombia había resultado más difícil de lo esperado, no encontraba un empleo donde pudiera hacer gala de mis habilidades y conocimientos profesionales y estaba bastante lejos de sentirme contento.

“Trabajar para la MINUSMA me ha permitido abordar muchos retos y aprender sobre la cultura maliense. También he participado en actividades para fomentar la cohesión social y la conservación del patrimonio en el norte del país. Mi experiencia es un compromiso con la visión de los Voluntarios de la ONU, que consiste en ser la inspiración en acción. Todo el trabajo relacionado con la protección del patrimonio en el país se ha tenido que poner en marcha y desarrollar en los últimos tres años.”

Karol Alejandra Arámbula Carrillo (México) ha colaborado como Voluntaria en línea de las Naciones Unidas desde 2011. Una de sus motivaciones para unirse al servicio Voluntariado en Línea del programa VNU era el deseo de ayudar a las organizaciones de otros países en su labor, en particular en el ámbito de la igualdad de género. 

Al igual que otras doce mujeres que colaboraron como ingenieras en las operaciones de demolición y gestión de desechos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Anima puso sus habilidades al servicio de las áreas afectadas por el terremoto en un campo tradicionalmente dominado por hombres. “La ingeniería es para los niños, las niñas tienen que estudiar administración y trabajar en un banco”, recuerda que le dijo su tío años atrás cuando le pidió consejo sobre qué carrera elegir.

Pronto estaría llevando a cabo un sinfín de tareas encaminadas a ayudar a los timorenses a adoptar acciones frente al calentamiento global.

En su posición, trabaja en diferentes proyectos centrados en el empoderamiento de las mujeres en todas sus facetas. Una semana puede estar sobre el terreno monitorizando una formación en negocios e iniciativa empresarial para miembros del grupo productivo, y la siguiente puede estar representando a su equipo programático en una formación sobre Género y Cambio Climático para miembros del parlamento. Una cosa es segura: siempre hay algo que hacer.

Sangita describe el proyecto que gestiona como voluntaria: “Doce jóvenes voluntarios comunitarios llevan adelante actividades y campañas para crear conciencia acerca de los grupos femeninos de autoayuda, para impartir conocimientos básicos de finanzas, para difundir la participación juvenil en los planes gubernamentales, organizar donaciones de sangre, campos de salud”.

El Día Internacional de la Mujer nos da la oportunidad de reconocer las aportaciones vitales que hacen a diario las mujeres y de señalar los desafíos que nos quedan todavía por delante para conseguir la igualdad de género. 

Muchas de las actividades que desarrollaba estaban directamente relacionadas con las familias afectadas por el terremoto, específicamente con las mujeres y sus hijas e hijos en espacios de capacitación para la prevención de la violencia de género, ayudando a las mujeres y a sus familias a identificar patrones violentos, así como las rutas de protección a las cuales deben recurrir.