Solo tiene cuatro años pero Magi, refugiada siria, no puede quitarse de la cabeza los sonidos e imágenes de la guerra que han forzado a su familia a huir del asedio de la ciudad de Aleppo y buscar refugio en el norte de Irak.
Por la noche no puedo dormir. Todavía tengo las imágenes de los soldados disparando desde los tejados de los edificios, susurra la niña, traumatizada, en la tienda de campaña de su familia en el campo de refugiados de Domiz, en la provincia de Dohuk. Había disparos de misiles por todas partes, estábamos muy asustados, añadió su madre, Rojin.
20 Noviembre 2012
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